¿Puede la presión académica dañar tu salud mental?

Publicado el 26 de abril de 2025, 16:31

La presión por las notas: el coste emocional del éxito académico

 

 

En un mundo donde el éxito académico parece ser el principal pasaporte al futuro, la presión por obtener buenas notas se ha convertido en un problema de salud mental. Cada año, miles de estudiantes en España y el mundo sufren las consecuencias emocionales de un sistema que mide el valor personal a través de cifras en una libreta.

Pero, ¿a qué precio?


¿Cómo impacta la presión académica en la salud mental?

 

Según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid (2025), el 68% de los estudiantes de Bachillerato reporta sentir estrés severo antes de los exámenes.
Además, un informe de Save The Children España revela que el 35% de los adolescentes ha sufrido síntomas de ansiedad ligados al rendimiento académico.

📈 Comparativa entre países:

  • España: 68% de estudiantes reporta estrés académico.

  • Finlandia: 28% (sistema educativo basado en menos exámenes y más evaluación continua).

  • Corea del Sur: 81% (el país con mayor índice de estrés académico).

El sistema competitivo español, basado en la nota de corte para acceder a estudios superiores, alimenta una cultura de perfeccionismo que no deja margen para el error ni para el aprendizaje real.


¿Qué riesgos emocionales provoca esta presión?

 

  • Ansiedad anticipatoria: Antes de exámenes importantes como la EBAU.

  • Síndrome del impostor: Sentir que nunca eres “suficientemente bueno”.

  • Depresión y agotamiento emocional: Especialmente tras fracasos académicos.

  • Aislamiento social: Abandono de actividades recreativas por priorizar el estudio.

Un dato alarmante:
La tasa de trastornos de ansiedad entre adolescentes en España ha aumentado un 22% en los últimos tres años, en correlación directa con la exigencia educativa (Ministerio de Sanidad, 2025).


Estrategias para afrontar la presión académica

 

  1. Redefinir el éxito: Las notas no definen tu valor como persona.

  2. Planificación realista: Evitar jornadas de estudio maratonianas que agotan el cerebro.

  3. Pedir ayuda profesional: Psicólogos educativos pueden ofrecer herramientas para gestionar la ansiedad.

  4. Fomentar actividades extracurriculares: Deporte, arte o música ayudan a equilibrar la vida.


¿Qué deberíamos cambiar como sociedad?

 

Países como Finlandia o Dinamarca priorizan la educación emocional y el equilibrio personal sobre los resultados numéricos.
Implementar programas de gestión emocional en colegios reduciría en un 40% los síntomas de estrés entre jóvenes, según la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo.


Conclusión

La búsqueda del éxito académico no debe convertirse en una amenaza para el bienestar emocional de los jóvenes. Apostar por un sistema más humano, flexible y comprensivo es invertir en la salud mental de toda una generación.

Porque un número en un examen jamás podrá medir el valor de un ser humano.

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